La lengua en disputa - Reseña crítica - Beatriz Sarlo
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La lengua en disputa - reseña crítica

La lengua en disputa Reseña crítica Comienza tu prueba gratuita
Sociedad y política

Este microlibro es un resumen / crítica original basada en el libro: 

Disponible para: Lectura online, lectura en nuestras apps para iPhone/Android y envío por PDF/EPUB/MOBI a Amazon Kindle.

ISBN: 9789874086815

Editorial: Ediciones Godot

Reseña crítica

Este libro es la desgrabación de un debate entre Beatriz Sarlo y Santiago Kalinowski, en el marco de la octava Feria de Editores de Buenos Aires, bajo el nombre “La lengua en disputa”. ¿El tema en cuestión? Las principales objeciones o beneficios del uso del lenguaje inclusivo. Un asunto fundamental para el futuro de nuestra lengua. En este resumen rescatamos los puntos clave del debate. ¿Empezamos?

El vínculo entre lengua y realidad

El debate llevado a cabo en la octava Feria de Editores de Buenos Aires fue organizado por las escritoras Ana Ojeda y Cecilia Fanti, siendo moderado por esta última. Sucedió en medio de un ciclo de conversatorios donde fueron invitados varios autores.

El intercambio entre Sarlo y Kalinowski abarcó dos puntos:

  1. ¿Cuál es el vínculo entre lengua y realidad? ¿Al modificarse la lengua se modifica la realidad o, como muchos creen, no se produce un verdadero cambio?
  2. ¿Cuán dueño es cada uno de su lengua, de su manera de hablar? ¿El lenguaje inclusivo pone en riesgo la inteligibilidad del castellano?

Respecto a la primera cuestión, Kalinowski comenzó destacando una noción que tiene mucho arraigo popular: la idea de que hablar una lengua diferente o tener una gramática diferente afecta el modo en que se concibe la realidad.

El ejemplo más clásico es el de los esquimales, que tienen muchas palabras para definir la nieve. Evidentemente, señala, existe un vínculo entre lengua y realidad. Siempre que hubo un intento de modificar la realidad, eso produjo una serie de elecciones en la lengua.

Es decir que se buscan y se encuentran los modos discursivos de llegar a imponer o instalar una idea en lo social, que luego termina impactando en la manera en que ordenamos la sociedad.

Santiago afirma que la realidad no está configurada por la lengua, pero en cualquier intento de modificar la realidad hay un componente lingüístico central. Siempre lo hubo y siempre lo habrá.

Sarlo coincide con estos puntos y aporta un ejemplo muy interesante. En la Revolución Francesa se agruparon, a la izquierda del presidente de la Asamblea los diputados más fervorosos por reformas profundas, y a la derecha los que preferían medidas más moderadas.

Los diputados se ubicaron juntos por afinidad política, pero fue una casualidad que unos terminaran a la izquierda y otros a la derecha. Desde entonces, el contenido semántico de las palabras “izquierda” y “derecha” cambió para siempre, por lo menos en el mundo occidental. La lengua es una portadora histórica de esas casualidades.

Con ese punto, Beatriz demuestra que algunos esfuerzos que se hacen con la lengua pueden tener éxito y otros cambios son definidos por el azar. “Las relaciones entre lengua y realidad son inestables”, sentencia.

Economización del lenguaje

Manteniendo la línea de ejemplos históricos, Kalinowski introduce la palabra “independizarse”. El término surgió en el siglo XVIII  y se asentó a principios del XIX, aparentemente en Argentina, donde las personas repetían las frases “hagamos la independencia” y “estamos logrando la independencia”.

Era mucho más eficiente crear un verbo con ese significado exacto. De ahí surgió la palabra “independizar”. A eso se le llama gramaticalización.

El problema era que, a principios del siglo XX, la Real Academia Española aún se oponía a reconocer el término. Entonces, la palabra pasó a ser un símbolo de resistencia y la lengua demostró ser política. Como la política forma parte de la realidad de los hablantes, la lengua interactúa con eso de muchas maneras.

Sin embargo, Kalinowski aclara que, por más que la lengua sea política, que exprese la interacción de sus hablantes con sus entornos políticos, con sus ideas, deseos y aspiraciones, no es posible tratarla como un objeto que moldeamos a nuestro antojo.

¿Somos dueños de la lengua o es ella quien nos domina?

En este momento se introduce la segunda pregunta del debate: ¿Cuán dueño es cada uno de su lengua, de su manera de hablar? ¿El lenguaje inclusivo pone en riesgo la inteligibilidad del castellano?

Sarlo opina que la relación que tenemos con la lengua es cambiante y diferenciada. En algunos momentos somos dueños y en otros la lengua nos gobierna.

Define “ser dueños” como ser plenamente conscientes del contenido semántico, sintáctico y gramatical de lo que estamos diciendo. Pero es común que seamos hablados por frases hechas y por nuestras propias equivocaciones.

Para Beatriz, la lengua nos ocupa a nosotros más de lo que nosotros ocupamos a la lengua. Eso hace que nuestra relación también sea conflictiva, aunque es interesante cuando esto sucede.

El objetivo del lenguaje inclusivo

Sarlo dice que no le molesta el riesgo que supone incorporar el lenguaje inclusivo, pero sí le incomoda la imposición. Le resulta algo forzado.

Opina que la lengua cambia con otros ritmos, y da el ejemplo de la palabra “N” en Estados Unidos. Tuvieron que pasar la guerra de secesión, el movimiento negro, la marcha desde Alabama hasta Washington, los discursos de Martin Luther King y décadas de lucha para que esa palabra se torne impronunciable.

Cree que es posible modificar la lengua para grupos muy pequeños, pero se requiere de mucho más para que esos cambios se generalicen.

Sarlo propone pensar por qué, como fenómeno cultural, el lenguaje inclusivo prendió tanto en Argentina, específicamente en Buenos Aires. ¿Los otros lugares están más atrasados en los derechos de las mujeres? Las evidencias demuestran que no, teniendo el aborto y otros derechos extendidos antes que Argentina.

Kalinowski toma la palabra declarando que la lucha del lenguaje inclusivo es “una lucha en serio, que se mide en mujeres muertas”. Así como en mujeres que no cobran lo mismo por el mismo trabajo, mujeres que no pueden caminar en paz por la calle, y que sufren abusos dentro y fuera del hogar.

Según Kalinowski, el objetivo del lenguaje inclusivo no es volverse gramática, no es volverse lengua.

Dice que es una decisión consciente calculada y diseñada, surgida de un proceso de muchas décadas de reflexión acerca del sexismo que está codificado en la lengua.

El lenguaje inclusivo es, entonces, la configuración discursiva de esta lucha política por la igualdad en la sociedad. Lo que busca es crear conciencia de una injusticia y de la persistencia de esa injusticia. Y, según Santiago, lo logra. Así como logra una reacción del que ve amenazado su privilegio.

Es un fenómeno político, social, discursivo y retórico, pero no de lengua. Su objetivo es buscar la igualdad.

Para Kalinowski, decir que el lenguaje inclusivo genera un problema de inteligibilidad es un insulto, una manera de descalificar el fenómeno. Quizás se busca este efecto porque se trata de un recurso potente.

También señala que, si bien Argentina es uno de los focos, el lenguaje inclusivo también es ampliamente usado en España y su uso está aumentando en Chile. De hecho, lo define como un diálogo global, llegando a tener efectos también en el inglés y en el francés.

Kalinowski se opone a la idea de que el lenguaje convencional no es racista, sexista o xenófobo. Al ser hecho por los humanos, está obviamente atravesado por el contexto de las dinámicas de poder de la sociedad.

Una sociedad patriarcal donde la desigualdad entre el hombre y la mujer es universal y que codificó, a lo largo de milenios, el masculino genérico en la lengua.

Aunque estemos muy lejos de lograrlo, Santiago apunta que, si creamos una sociedad absolutamente igualitaria y mantenemos ese ordenamiento social por el tiempo suficiente, es probable que surja algo diferente al masculino genérico.

Pero eso no quiere decir que la intervención del lenguaje inclusivo carezca de sentido, agrega, porque la realidad se cambia haciendo política y la política se hace, entre otras cosas, con la lengua.

Otras observaciones sobre el debate

Beatriz, por su parte, se resiste a aplicar la palabra “política” a todo, porque ese término no designa cualquier acción en la esfera pública, sino un tipo de acción. Lo ve como una salida fácil que brinda una visión simplificada del fenómeno.

Cree que la realidad tiene muchas dimensiones, que pueden ser culturales o sociales, además de políticas.

Sarlo introduce la lucha del movimiento del pañuelo verde por el derecho al aborto legal, seguro y gratuito. Comenta que tiene una trascendencia social extraordinaria, pero que todavía no fue convertida en práctica política porque la torpeza de los partidos le impidió codificarla según las reglas de la política, que existen, nos gusten o no.

Además, comenta sobre la noche en que las chicas del pañuelo verde se quedaron en Avenida de Mayo, frente al Congreso, en Buenos Aires, esperando por el resultado de la votación del Proyecto de Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo.

Allí había una dimensión que trascendía lo político: la dimensión social. Porque, según Sarlo, esas chicas eran en su mayoría de clase media, y luchaban por un derecho que otras mujeres de menores recursos necesitaban aún más.

Por lo tanto, no toda práctica humana es política. Hay prácticas culturales, sociales y familiares.

Las contradicciones que se pueden tener con la lengua pueden ser políticas o culturales. Por ejemplo, la imposición del “tú” en la escuela primaria argentina, que no logró prevalecer. Ésta tenía una dimensión ideológica, no política.

Por otro lado, Kalinowski opina que, como el lenguaje inclusivo es un pronunciamiento político, no es posible imponerlo a alguien. Porque le quitaría su poder y validez.

Si bien es un fenómeno más presente en las vanguardias que en las masas, no considera que esto sea algo negativo, y afirma que los espacios por donde circula son cada vez más amplios.

Tampoco se puede interpretar al inclusivo como un cambio lingüístico. Se trata de una intervención consciente, una configuración discursiva.

Dando otro ejemplo de su alcance global, Kalinowski comenta que, en 2016, la sociedad dialectológica de Estados Unidos declaró que la palabra del año era el pronombre “they”, con significado en singular. Y eso representa un debate sobre género en la lengua.

Por ese y otros motivos, Santiago considera al debate sobre el lenguaje inclusivo uno de los temas del presente.

Visibilización de identidades no binarias

Otro de los modos en los que el lenguaje inclusivo ha demostrado su potencia y relevancia es en la representatividad de otras identidades no binarias.

Kalinowski dice que es muy fácil alienar a una persona transexual, considerarla ajena a la realidad de uno. El lenguaje inclusivo la volvió algo propio.

De repente, señala, la discusión sobre el inclusivo, sobre el género y la identidad de género se volvió algo íntimo para la opinión pública. Esa es una de las condiciones de la eficacia y la potencia del lenguaje inclusivo, así como del grado con el que tomó por asalto la opinión pública, especialmente en Argentina.

Por último, Sarlo propone ver qué hacen los escritores con la lengua. Contamos con una gran literatura contemporánea, y vale la pena prestar atención a las variaciones que introducen sus autores.

Notas finales

El debate entre Beatriz Sarlo y Santiago Kalinowski aclara algunas cuestiones sobre el lenguaje inclusivo, como su relevancia al producir un cambio sobre la realidad, o si representa un riesgo para el futuro del castellano.

Los argumentos de los participantes enriquecen una charla necesaria para el presente que estamos viviendo y que nos involucra a todos como sociedad.

Consejo de 12min

Para saber más sobre el feminismo y comprender por qué es un movimiento fundamental para mejorar nuestra sociedad, lee “Todos deberíamos ser feministas”, de la autora nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie.

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¿Quién escribió el libro?

Periodista, escritora y ensayista argentina que actúa en el ámbito de la crítica literaria y cultural. Fue profeso... (Lea mas)

Es Director del Departamento de Investigaciones Lingüísticas y filológicas de la Academia Argentina de Letras. Sus... (Lea mas)

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